La importancia de la primera frase de un libro

La primera frase de un libro es uno de los aspectos que más debemos pensar porque será clave para captar la atención y generar interés entre los lectores y lectoras.

De hecho, es probable que algunos de los posibles compradores de nuestras obras se deciden a comprarlas o no en función de las primeras líneas del texto. Por otro lado, los editores y los agentes literarios (acostumbrados a recibir muchos manuscritos) son muy exigentes.

Normalmente, una persona necesita leer unas diez líneas para saber si un libro le gustará o no. Es muy habitual que la primera frase que escribamos inicialmente no sea la definitiva y que la decidamos cuando ya tengamos nuestro texto terminado o, al menos, muy avanzado. Dada la importancia de la primera frase, la mayoría de los autores y autoras la piensan mucho antes de encontrar la más adecuada.

La primera frase es la puerta de entrada de nuestra historia, por tanto debe ser atractiva e invitar a entrar en las páginas del libro. A continuación hablaremos de algunos aspectos que deben cumplir las primeras frases:

  • Claridad: la primera frase debe ser fácil de entender.
  • Originalidad: debemos empezar nuestro libro con una frase que realmente distinga nuestra obra del resto y que marque la diferencia.
  • Intriga: las mejores primeras frases tienen una pequeña dosis de misterio e intriga.
  • Elementos desconocidos: nombrar cosas, aspectos o situaciones que los lectores y lectoras desconocen es un gran recurso para captar su atención.
  • Datos concretos: muchas de las mejores primeras frases tienen datos concretos, como pueden ser el nombre de una persona, una dirección, una fecha, una hora...

Aquí tenéis algunas de las consideradas mejores primeras frases de la literatura universal:

  • “Si soy yo el héroe de mi propia vida o si otro cualquiera me reemplazará, lo dirán estas páginas”. David Copperfield, de Charles Dickens
  • “Es una realidad universalmente conocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa”. Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
  • “Llamadme Ismael”. Moby Dick, de Herman Melville
  • “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
  • “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

Deja una respuesta